Guía para humanistas (escépticos, agnósticos, ateos, naturalistas, no-teístas y librepensadores no-sobrenaturalistas) sobre el Unitarismo Universalista
El unitarismo universalista (UU) ha tenido una relación única con el humanismo [el humanismo se entiende como una filosofía progresista de vida que, sin sobrenaturalismos, afirma nuestra responsabilidad y capacidad para llevar vidas éticas y de realización personal que aspiren al mayor bien de la humanidad]. ¿Qué otro grupo religioso habría invitado como orador a un ateo públicamente asumido como tal, como lo hicieron los unitarios universalistas al invitar al escritor Kurt Vonnegut a dar la prestigiosa Conferencia Ware en una plenaria de su Asamblea General en 1986? Los humanistas UU cuentan con su propia organización, HUUmanists, y su propia revista, Religious Humanism. En un sondeo realizado en 1998, casi la mitad de los UU se identificaron como humanistas. El editor responsable de la revista electrónica The New Humanism, Greg Epstein (Capellán Humanista de la Universidad de Harvard), habló en las Asambleas Generales UU de 2008 y de 2010.
Unitarios fueron quienes estuvieron a cargo de la redacción y publicación del Manifiesto Humanista de 1933. En su libro de 2002 La hechura del Manifiesto, William F. Schulz, quien anteriormente presidió de la Asociación Unitaria Universalista de Congregaciones (UUA), y también presidió la Sección de Amnistía Internacional en los EUA, recibió en el año 2000 la distinción como Humanista del Año, otorgada por la Asociación Humanista Americana (AHA), afirma que hay más humanistas en las iglesias UU que en la AHA.
Muy pocas han sido las organizaciones religiosas que han estado consistentemente al lado de los humanistas en las batallas en las que la moral tradicional y los derechos humanos se han enfrentado. Las líderes de las parejas demandantes que presentaron el caso legal por el matrimonio del mismo sexo en Massachusetts ante la Suprema Corte del Estado, hicieron sus votos matrimoniales en Boston, en la oficina central de la Asociación Unitaria Universalista (UUA), y la ceremonia fue oficiada por el Rvdo. William Sinkford, entonces presidente de la UUA. Alrededor de unos 100 ministros —un buen porcentaje del clero UU— participó con Martin Luther King Jr., en 1965, en la Marcha de Selma, Alabama, por los derechos civiles. El asesinato de uno de ellos (James Reeb) ofreció el martirio blanco que el presidente Lyndon B. Johnson necesitaba para urgir al Congreso a aprobar el Acta de Derecho al Voto. Otro UU (James Barrett) fue asesinado en 2003 mientras trataba de proteger a partidarias de la despenalización del aborto de una agresión de extremistas violentos de la derecha religiosa. Linus Pauling, quien ganó dos veces el premio Nobel (de química y de la paz), dirigió una iniciativa de científicos por la prohibición de las pruebas nucleares (y fue uno de los fundadores de la Liga Internacional de Humanistas) fue también UU.
Las Asambleas Generales de la UUA han aprobado más de una docena de resoluciones en apoyo a la separación de las iglesias y el estado. Norman Lear, fundador del grupo activista cívico y progresista People for the American Way fue otro conferencista Ware en 1994. El congresista demócrata por California, Pete Stark, también unitario universalista, fue el primer miembro del Congreso que anunció públicamente que no creía en Dios.
Así pues no sorprende que cuando los humanistas buscan una comunidad de gente afín —un lugar para criar a sus hijos en los valores humanistas, para buscar aliados en la acción social, para celebrar una boda o solemnizar un funeral, o quizá sólo para recibir un recordatorio semanal de que nuestra cultura consumista no constituye la única alternativa a Dios— la iglesia unitaria universalista local es una alternativa esencial. Hay alrededor de unas mil comunidades UU en los EUA (muchas más que las Sociedades de Cultura Ética, u otros grupos amigables hacia el humanismo), hay al menos una en cada estado de los EUA [además de la Iglesia de la Fraternidad Mayor (CLF), por correo e Internet, para angloparlantes UU que no cuenten con una comunidad presencial cercana].
¿Pero acaso es tan simple la respuesta a la búsqueda de comunidad para los humanistas? ¿Todo lo que tendríamos que hacer es unirnos a iglesias unitarias universalistas? Dado que yo mismo soy UU —de hecho, me siento más cómodo al identificarme como UU que como humanista— desearía poder hacer esta recomendación general en buena conciencia. Pero mientras que muchos humanistas están contentos como integrantes de comunidades UU, muchos otros no lo están, y cada año algunos HUUmanistas se marchan disgustados dando un portazo tras de sí.
Así que la pregunta parece ser ¿serías un humanista contento en una comunidad UU o saldrías dando un portazo?
Quizás la mejor forma de comprender lo que es el unitarismo universalista es analizar de dónde proviene. Créase o no, la historia (al menos en el caso de la rama unitaria del árbol familiar UU) comienza con los puritanos. Tras su llegada al Nuevo Mundo en el siglo XVII, los puritanos no tenían mucho de humanistas, ni siquiera eran cristianos particularmente liberales. Pero las iglesias puritanas carecían de dos elementos que a la postre anclaron a las instituciones religiosas a una posición de resistencia contra las fuerzas progresivas de la evolución: No imponían un credo obligatorio y carecían de autoridad jerárquica.
Se esperaba que cada congregación leyese por sí misma la Biblia y ninguna autoridad externa podía forzar a una congregación a leerla de manera particular. Los puritanos creían que una autoridad externa resultaba innecesaria, puesto que el Espíritu Santo seguiría impulsando de regreso a las congregaciones hacia la verdad. Pero lo que sucedió es que muchas de esas congregaciones se acercaron a posiciones liberales.
La deriva fue gradual, pero a lo largo de los siglos los cambios pequeños tuvieron un efecto acumulativo. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, gente como William Ellery Channing comenzó a interpretar la Biblia de acuerdo a la razón, más que a la tradición, y encontró que algunas de las doctrinas cristianas menos razonables, tales como la de la Trinidad, además carecían de fundamento bíblico. Así fue que afirmaron la Unidad, en vez de la Trinidad de Dios, por lo que fueron conocidos como Unitarios.
Para mediados del siglo XIX Ralph Waldo Emerson desafiaba el carácter único de la Biblia, que a él le parecía el registro de la inspiración de un pueblo. La gente en otros tiempos y lugares (como nosotros aquí y ahora) debería aspirar a su propia inspiración divina. Y si esta era ahora la meta, ¿por qué no buscar en la Naturaleza o el Arte, en vez de en la Sagrada Escritura?
De ahí que cada generación de unitarios se volvió cada vez más humanista que la anterior, hasta que para 1920 el ministro unitario Curtis Reese pudo anunciar a sus colegas (nada menos que en público) que Dios era "filosóficamente posible, científicamente no-probado y religiosamente innecesario."
El hecho de que Cotton Mather (clérigo puritano cazador de brujas) no se haya revolcado en su tumba, en sí mismo constituye una evidencia poderosa contra la vida después de la vida.
El unitarismo humanista al estilo de Reese despertó controversias por una generación, pero para la época de la fusión con los Universalistas, en 1961, ya constituía el punto de vista mayoritario en casi todas las iglesias UU. Desde entonces, las cosas se han movido en una dirección diferente —de la que hablaré más adelante.
Esta historia única explica la insólita mezcla de características que se encuentra en una iglesia UU típica. Si entraras al servicio dominical con unos audífonos encendidos y puestos, podrías imaginar que estás en una iglesia cristiana. Las familias llegan juntas y los niños van a sus clases dominicales. Los adultos se paran y sientan al unísono. A veces cantan juntos o leen juntos del himnario. Podría haber un coro y/o un órgano. Puede que se enciendan velas. La mayoría de las veces, un ministro se pone de pie y da algo que podría llamarse una 'plática' o un 'discurso' pero que se parece sorprendentemente a un sermón.
Visto así podría parecer que los UU imitarían a la mayoría de las denominaciones cristianas, pero no es así. Dado su carácter de producto evolutivo, el unitarismo universalista recibió todas estas prácticas de un ancestro común —de la misma forma en que los delfines obtuvieron sus pulmones.
No importa cuán naturalmente hayan surgido estas semejanzas con las prácticas cristianas, no obstante, ofrecen la primera prueba de si estarás feliz como UU: Si te sacan de quicio, independientemente de su contenido intelectual, entonces tu vida como UU será difícil. No te tortures.
Pero si puedes tolerar las apariencias —yo mismo he llegado a tomarles gusto a estas prácticas— entonces quítate los audífonos y escucha. Sin duda escucharás un mensaje que no es necesariamente Humanista con “H” mayúscula, pero que es decididamente humanista: La gente de buena voluntad ha de poder ver más allá de sus diferencias sobre cuestiones metafísicas y comenzar a arreglar el mundo —y aquí 'arreglar' significa crear las condiciones para la felicidad humana y la realización plena de nuestro potencial aquí y ahora, no a preparar a nuestras almas invisibles para una vida después de ésta. Las muchas escrituras del mundo son leídas en pos de inspiración, no para ofrecer pronunciamientos de autoridad absoluta, así que una discusión UU no concluye cuando alguien cita la Biblia. La oración es una meditación comunitaria sobre las necesidades y deseos humanos, no una solicitud de favores sobrenaturales. La descripción que hacen las ciencias del mundo físico es aceptada, y aunque a veces los UU pueden mostrarse escépticos sobre si es que la tecnología crea un Cielo un Infierno para nosotros, entienden completamente y simpatizan con el deseo científico de resolver cualesquier enigmas terrenales susceptibles de ser resueltos. A diferencia del Castillo de Barba Azul, un universo UU no tiene habitaciones cerradas.
Antes de que digas "¿Dónde me apunto?", sin embargo, necesitas tomar en consideración la tendencia continuada de las décadas recientes. Hubo un momento en las décadas de 1960 y 1970 en el que el unitarismo universalista pudo haberse convertido extraoficialmente en la Iglesia del Humanismo. El humanismo fue claramente la filosofía dominante y todas las formas religiosas tradicionales estaban en retirada. Muchos UU sintieron que su camino evolutivo de siglos había concluido: Que se habían sacudido las lapas del cristianismo y habían llegado a la fase superior, el humanismo.
Muchos todavía se sienten así, pero la comunidad como un todo se ha movido un una dirección diferente. Particularmente entre los ministros, hay una tendencia a considerar la religión tradicional, no como una incrustación que nos tengamos que sacudir, sino como un recurso para ser explorado y profundizado. La sólida playa del Humanismo es algo que ahora se da por sentado, pero desde esa playa los UU del siglo XXI bucean de regreso hacia la religión, para buscar lo que pueda ser rescatado: los rituales para construir comunidad, las narraciones que transmiten enseñanzas, las técnicas para la transformación personal, las invocaciones del asombro y la maravilla, y así sucesivamente.
Así que, las palabras religiosas que una vez parecieron ir de salida en el unitarismo universalista —adoración, oración, Dios, santo, sagrado, salvación, divinidad, y muchas otras— vuelven a cobrar vigencia. Si exploras esas palabras, si preguntas a los UU qué buscan al usarlas, es más que probable que escuches una explicación bastante compatible con un humanismo subyacente. Pero si consideras a esas mismas palabras como portadoras de una infección peligrosa, posiblemente encontrarás que las iglesias UU serían lugares poco recomendables para tus normas higiénicas.
Finalmente, las congregaciones UU son tolerantes al error. Literalmente cualquiera puede llegar a una iglesia UU, creyentes de cualquier clase de locuras, y no se les pedirá que se retiren. De hecho, si asumes como tu misión decirle a alguien que no pertenece a ese lugar, lo más probable es que la comunidad te lo reclame. Si paseas entre los asistentes, a la hora del café, luego del servicio dominical, es muy posible que te encuentres con astrólogos, gente que mira cristales, sanadores por fe y gente de la Nueva Era en todas sus variedades. Son una minoría y la mayoría de ellos no duran más de unos cuantos meses. Pero si suele sucederte que uno de esos encuentros te arruine la semana completa, quizás no serías un integrante feliz de esa comunidad.
En resumen, si eres alérgico a las alusiones y palabras de la religión tradicional, el unitarismo universalista no sería para ti. Si buscas una comunidad de Humanistas puros y sin mácula, no la encontrarás en la mayoría de las congregaciones UU.
Pero si quieres ser aceptado incondicionalmente como el Humanista que eres, sin ocultamientos, ni hipocresía, eso puedes obtenerlo. Si buscas aliados en la lucha para hacer del mundo un mejor lugar, ahí los puedes encontrar. Si te resulta estimulante la diversidad de puntos de vista y si disfrutas de relacionarte con gente que ve el mundo de una manera diferente (aunque no excesivamente diferente), una iglesia UU es un lugar apropiado para conocerla.
Si vienes a mi iglesia, serás bienvenido. Puede que seas feliz allí, o puede que no. Sólo tú podrás juzgarlo.