SEXO DIVERSIDAD
Relaciones peligrosas: curanderos y religión
Pronto tendrá lugar en México un curioso encuentro entre promotores de grupos religiosos extremistas y algunos sicólogos polémicos (el más famoso es Joseph Nicolosi) que se dicen capaces de “curar la atracción por los del mismo sexo”. Es muy diferente basarse en una opinión religiosa que hacerse pasar por investigador científico reconocido. Dios los hace pero, ¿por qué se juntan?
Desde 1973, la Asociación Psiquiátrica Americana, luego de una profunda revisión de los estudios disponibles sobre la homosexualidad, la sacó de su reconocido catálogo de enfermedades mentales (DSM). Los expertos coincidieron en que la homosexualidad no cumple con los requisitos necesarios para considerarla una enfermedad mental.
El sicólogo Joseph Nicolosi es el fundador y director de una clínica privada especializada en la llamada “terapia reparativa”, y asegura poder “curar” la homosexualidad con su terapia. Su consulta remunerada incluye terapias telefónicas para quienes no vivan cerca. A diferencia de otros servicios parecidos que se anuncian abiertamente como ministerios de grupos religiosos, la clínica de Nicolosi es claramente una empresa privada, e incluso recibe pagos de los seguros de gastos médicos. Y lo mejor de todo: la licencia genérica para ejercer la sicología en California no le exige a Nicolosi que otro profesional certificado supervise sus terapias de supuesta conversión de la orientación sexual.
La Asociación Psiquiátrica Americana ha declarado públicamente que se opone a cualquier terapia “reparativa” o de “conversión”, que se base en asumir que la homosexualidad por sí misma sería un desorden mental, o que se fundamente en un supuesto previo de que el paciente debería cambiar su orientación sexual.
¿Cómo es posible entonces que sigan operando los negocios como el de Nicolosi? Este es el centro de la cuestión. Nicolosi y compañía dicen que ellos solamente se limitan a tratar de ayudar a quienes les piden su ayuda. ¿Y por qué alguien habría de acudir a terapias sin fundamento científico ni efectividad demostrada, y que además acarrean grandes riesgos para la salud mental? He ahí el papel de los promotores religiosos irresponsables, acarrear ovejas incautas al redil de Nicolosi.
¿Y qué ganan estos promotores religiosos con esta alianza nada santa? Pues ofrecer una fachada que parezca científica para así tratar de ocultar la irracionalidad del prejuicio que promueven hacia las personas con una orientación sexual distinta a la que a ellos les gusta. ¿Qué tendría que ver con valores religiosos, como la caridad y el amor fraterno, orillar al suicidio y a la desesperación a las personas inventándoles enfermedades que no existen?
El odio y la discriminación no son valores familiares ni religiosos dignos de sostenerse en una democracia libre como a la que aspiramos las y los mexicanos. Esta es una prueba de fuego para nuestra humanidad y nuestra fe. Juzgar a las almas de las personas no nos corresponde a los mortales, ayudar a sus mentes a encontrar amor y autoaceptación sí.
* Francisco Javier Lagunes Gaitán es integrante de la Libre Congregación Unitaria de México (www.lcum.blogspot.com), consejero humanista y comunicador.
Contacto:
No hay comentarios:
Publicar un comentario