18 de marzo de 2009

¿Acaso ateos y creyentes serían dos especies diferentes?

En su comentario a la entrada “Los cerebros de creyentes y ateos son diferentes”, en el blog “Cyberateos”, Máximo Kinast nos propone un curioso y divertido aforismo:



Yo siempre he sospechado que hay una incompatibilidad entre inteligencia, religión y honestidad. Las tres juntas se dan de patadas.

Es posible ser inteligente y honesto, pero no puede ser religioso.

Es posible ser religioso y honesto, pero no puede ser inteligente.

Es posible ser religioso e inteligente, pero no puede ser honesto.



Es de agradecerse el comentario ingenioso de Máximo, sin embargo, ya fuera de simplificaciones de afán más o menos literario, de verdad espero que declararnos ateos, agnósticos o no-creyentes sirva para algo más que para sentirnos superiores a los demás gratuitamente.



¿No es acaso eso mismo para lo que la religión les sirve a los santurrones que sólo por creer en determinados dogmas y doctrinas se autoproclaman, salvos, perfectos, pueblo elegido, representantes terrenales del bien supremo espiritual, portadores de ínfulas de jueces inapelables de todos los demás, poseedores exclusivos de las 'llaves del reino' y cosas por el estilo?



La inteligencia es un fenómeno complejo y multivariado. De hecho, hay múltiples inteligencias según los principales investigadores del asunto. El caso es que una determinada posición sobre una cuestión dada, por ejemplo, sobre la 'existencia de Dios', no garantiza nada. Se puede ser ateo por buenas y por malas razones, lo mismo creyente. El pensamiento crítico es una habilidad que se conquista penosamente cada día (y se pierde en cualquier pequeño descuido) y que no nos caerá del cielo solamente por sumarnos a determinada posición en un debate.



Una vez escuché una frase ingeniosa como tu aforismo que dice que "el 90% del IQ (coeficiente intelectual) está en la actitud”. ¿Cuánto IQ, de esta clase, se refleja al aceptar acríticamente las definiciones más medievales de 'Dios' y demostrar que no resisten la prueba de la contrastación empírica? ¿Pero es que se necesita tanta 'inteligencia' para autoproclamarse, sin pruebas, como superiores al resto del género humano y como el próximo eslabón evolutivo de los homínidos, solamente por declarar que 'Dios no existe'?



Tal vez tú sólo conozcas a creyentes gregarios, pero por cada 100 mil de esos hay quizás más de un creyente crítico y honesto que encuentra formas de conciliar sus ideas sobre lo profano y lo sagrado, aunque muchas veces no coincidan con los dogmas declarados obligatorios en su tradición de fe. Por ejemplo, cada vez encuentro más creyentes pensantes que dudan sobre, o de plano niegan, la 'existencia de Dios' (pues la simple categoría de 'existencia' es una propiedad de los objetos, y ellos se oponen a objetivizar y cosificar a Dios).



Yo considero que nuestros hechos son más elocuentes que nuestras creencias (o increencias) proclamadas. Dejemos que nuestras vidas prediquen más que nuestras declaraciones inmodestas y autocomplacientes. Hay ateos y creyentes que son, por hablar metafóricamente, bendición para el mundo y para sus vecinos. Y hay ateos y creyentes que son nefastos: pésimos padres o parejas, empresarios depredadores, políticos corruptos y manipuladores, o criminales antisociales peligrosos.



No veo evidencia suficiente en el mundo para apoyar la dicotomía (entre creyentes y no creyentes) como categoría definitiva de clasificación de las personas, que nos proponen los que asumen la posición de Máximo.


Humanistamente,

Francisco Javier Lagunes Gaitán

1 comentario:

ToGusDS dijo...

Hola, que tal??
Ya no pudimos asistir a la reunión en la casa de los amigos, pero el mail me sirvió para poder conocer tu blog, espero estar por alli el 7 de junio, para estar conocer más de todo esto que se ve muy interesante.
Felicidades tu blog tiene información muy variada e interesante