1 de julio de 2009

Calderón contra el abismo ateo

Por Jesús Silva-Herzog Márquez

A la mitad del camino sigue sin estar clara la estrategia del gobierno federal en su guerra contra el narcotráfico. Resulta también evidente que la administración no se ha tomado en serio la reforma institucional y que el nuevo modelo de enjuciamiento penal carece de promotores dentro del gobierno. Lo que se clarifica es la filosofía presidencial: la moral detrás de la guerra. En distintas piezas oratorias, Felipe Calderón ha expuesto las razones de su cruzada. Son ofensivas y preocupantes.

A principios de este año, el jefe de un Estado laico describió al país que representa como la tierra de una virgen y un santo. En aquella ocasión, el presidente mexicano abrazó integralmente la cosmovisión más conservadora y dogmática de la iglesia católica para sermonear a un país que, al desviarse de la senda natural, pagaba un castigo terrible. La familia tradicional fue retratada por el presidente como la única semilla posible de la moral. Su quiebra provocaba una estela de desgracias. Elogiándose como miembro de una familia ejemplar, declaró que la práctica del divorcio esparcía la deshonestidad y la violencia. Los infieles que rompen el pacto indisoluble destrozan la decencia, la armonía y la justicia. El presidente Calderón exhibió entonces una desconocida y peligrosa secta del crimen organizado: los narcodivorciados.

Ahora Felipe Calderón continúa su disertación moral sobre el crimen. Ha sugerido que el ateísmo está en la raíz de la delincuencia. El origen de nuestros males está en la pérdida de la fe, en lo que él llama “el desconocimiento de dios.”

En el día internacional contra las drogas, el presidente se adelantó a dictaminar las causas de la muerte de un cantante. Antes de que las autoridades y los peritos se pronunciaran sobre las causas que provocaron la muerte de Michael Jackson, el presidente lo condenó como suicida. Terrible castigo eterno estará recibiendo el vicioso. A juicio del presidente mexicano, Michael Jackson se suicidó porque consumía drogas. El veredicto presidencial fue veloz. Para el reproche moral basta el dictamen del prejuicio. Nuestro piadoso presidente se adelantó para decir que el muerto buscó su muerte por lo que, supongo, la merece.

El sermón presidencial prosiguió: las drogas proliferan porque el mundo ha perdido la fe. Si la juventud creyera, no caería. La juventud está siendo carcomida desde dentro. No solamente la corroe la falta de oportunidades, sino la falta de sentido. Más allá de los aprietos económicos, la incredulidad. Estas fueron las palabras de Felipe Calderón: “Una juventud que por sus condiciones sociales, familiares, educativas, por falta de oportunidades, tienen pocos asideros trascendentes que tienen poco que creer, que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela, que no creen en Dios porque no lo conocen.” Nótense los acentos del presidente. Creer, creer, creer, creer. La creencia como basamento de la moral; la incredulidad como fermento del crimen; la ausencia de fe como fuente del mal. Sigue el presidente: “Esta falta de asideros trascendentales hace, precisamente, un caldo de cultivo para quienes usan y abusan ese vacío espiritual y existencial de nuestro tiempo.”


En el discurso del presidente de mi país me descubro en la raíz del crimen. No me había percatado de que mi incapacidad para creer en el personaje omnipotente, ese creador de mares, volcanes, batracios y constelaciones; ese supremo definidor de vicios y virtudes que tiene la llave de la salvación y la condena eterna me convertía en enemigo de la moral y de la justicia. No sabía que mi ateísmo me convertía en cómplice de sicarios. No me había dado cuenta que mi escepticismo fuera tan pernicioso. Lo confieso: no me dicen nada las nubes de la trascendencia y, a diferencia del presidente Calderón, no tengo el gusto de “conocer” a dios. Me doy cuenta de que, a ojos del presidente de mi país no soy, simplemente, un ateo: soy un charco para la germinación del vicio. Si la guerra de Calderón contra el crimen organizado va—como debería--a la raíz del problema, entiendo que debe de ir contra mí, contra lo que mi “falta de asidero trascendental” significa para la juventud.

Eso es lo que sucede cuando se pierde la balsa común de la laicidad. La prédica sectaria agrede a quien no comparte el dogma. El presidente de mi país me ha declarado la guerra.


[Subscribo plenamente esta reflexión del notable politólogo Jesús Silva-Herzog Márquez. Francisco Javier Lagunes Gaitán]

Tomado de:

4 comentarios:

Librepensador dijo...

Drogas, ateísmo y elecciones

La Jornada-Gabriela Rodríguez

Soy una fanática de Cioran, sus aforismos podrían haberse escrito en el México del siglo XXI. Cuanto más se detesta a los hombres, más maduro se está para Dios, para un diálogo con nadie (E.M. Cioran, Ese maldito Yo, Tusquets, 1987); idea profunda que me remite a la reciente confirmación de Felipe I: los jóvenes tienen pocos asideros trascendentes, [los que ...] tienen poco que creer; que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela; que no creen en Dios, porque no lo conocen. Estos jóvenes que no creen en la sociedad ni en quien los representa son el cultivo para las adicciones.

Habla un Ejecutivo elegido por Dios y no por la ciudadanía, y al igual que los monarcas se dirige a la divinidad, no a los ciudadanos. Un representante del Estado que en vez de garantizar el derecho a la igualdad discrimina a los jóvenes, a quienes consumen drogas y a los ateos. Vulnera el Estado laico al no saber separar sus creencias personales de su función pública y al no basar sus juicios en el conocimiento, sino en ideas religiosas. También discrimina a los investigadores, quienes presentan los mayores porcentajes de ateísmo. Desde 1914 se encontró que entre los 400 mejores científicos estadunidenses, 70 por mil no creía en la existencia de Dios (hay 2 por mil de ateos en Estados Unidos). Al repetirse el estudio entre los mejores investigadores de la Academia Nacional de la Ciencia, en 1996, se reportó 76 por mil de ateos (Nature, Vol. 394, No. 6691, 1998).

¿Será que hay muchos científicos drogadictos? ¿O es que Calderón se refería a los jóvenes del Reino Unido y de Dinamarca? Esta segunda hipótesis es la más plausible, y la mejor justificación para los admiradores del actual régimen. Aquí van los datos con dedicación a panistas y priístas.

Efectivamente, Reino Unido y Dinamarca tienen alto por mil de ateos y de no creyentes, así como altas tasas de consumo de drogas ilícitas y sustancias sicoactivas. Dos tercios de los adolescentes ingleses no cree en Dios ni 70 por mil de los daneses, con una tasa de consumo de drogas de 10.2 y 7.5 por mil, respectivamente. Hasta ahí llega la evidencia a favor, pero en la mayoría de los países la relación entre ateísmo y drogas es baja. En los países más seculares del mundo, como Suecia, donde 80 por mil no cree en Dios y la tasa de consumo de drogas es de 4.5 por mil, relativamente baja; en la República Checa, la tasa de consumo es de 4.1 por mil, sólo 16 por mil cree en Dios y 59 por mil no tiene religión. El uso de drogas es alto en Italia y España, dos países católicos, con 74 por mil de creyentes en Dios, la tasa de consumo de sustancias es de 8.5 entre los italianos y esa misma tasa de uso de drogas muestra España con 59 por mil de creyentes en Dios (www.emcdda.europa.eu /stats08/pdutab0).

Otro estudio publicado en la Revista española de drogodependencias (No. 1, 2008) no encontró diferencias significativas en la presencia de creencias religiosas entre consumidores y no consumidores de drogas.

México es un pueblo muy religioso, sólo un 3.49 por mil se declara como no creyente en el Censo de 2000, aunque nunca se pregunta directamente sobre ateísmo o creencia en Dios, verdadero tabú a la fecha. Hay un bajo uso de drogas, en comparación con Europa y Estados Unidos, aunque la tendencia va en aumento. La mariguana es la droga ilegal de mayor consumo entre la población mexicana, al pasar de 3.8 por mil en 2002 a 4.4 por mil en 2008. En segundo lugar, la cocaína desplazó a los inhalables al crecer de 1.3 a 2.5 por mil en ese mismo periodo (Secretaría de Salud).

[Continúa..]

Librepensador dijo...

[Concluye...]



La falta de fe de los jóvenes mexicanos no es hacia Dios ni hacia los santos: 88 creen en Dios y hasta los adictos creen en la Virgen de Guadalupe, tampoco es hacia la familia ni a la escuela, dos instituciones que les son muy valoradas. La única frase de Felipe Calderón que pasa la prueba de contrastación empírica es que los jóvenes actuales no creen en la economía ni en la sociedad ni en quien los representa (Encuesta Juventud, 2005, INEGI-IMJ).

El grado de abstención y los votos nulos del próximo domingo van a mostrar la falta de fe en el régimen actual, en los partidos y en las instituciones electorales. Algunos ingenuos creemos que hay que intentar el rescate de las instituciones con nuestro voto, y no atenerse al consuelo de la religión. Amo la historia de México con un gran odio (decía Rumanía, el original de Cioran). Invito a hacer un voto razonado en los proyectos de izquierda y en las trayectorias personales para fortalecer la pluralidad en el Congreso y colocar en posiciones de decisión a quienes valoran la igualdad y la libertad, el Estado laico y la producción de conocimiento al más alto nivel. Por suerte, los candidatos del PRD en mi distrito de Coyoacán tienen experiencia y un proyecto alternativo de nación, son honestos y siguen soñando con cambiar el mundo.

http://www.jornada.unam.mx/2009/07/03/index.php?section=opinion&article=019a2pol

Librepensador dijo...

Comentarios de Felipe Calderón sobre ateísmo y drogadicción, retroceso al siglo XIX, advierte jurista Diego Valadés

*Las reformas a la Ley General de Salud diluyen el laicismo, señala Diego Valadés

*Necesario modificar la Constitución para que México sea un Estado laico, apunta


Mario Alberto Reyes, Agencia NotieSe


México DF, julio 01 de 2009.
Las reformas hechas a la Ley General de Salud aprobadas en diciembre pasado y publicadas en enero de este año, y que establecen la obligación del Estado mexicano a prestar en las instituciones de Salud servicios espirituales a quienes los soliciten, constituyen una forma progresiva de dilución del laicismo y un regreso al siglo XIX, advirtió el jurista Diego Valadés.

Señaló que la obligación jurídica del Instituto Mexicano del Seguro Social, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, así como de la Secretaría de Salud para prestar asistencia espiritual, significa un retroceso a 1858.

Al impartir la conferencia El Estado secular en México, el experto se refirió a las declaraciones del mandatario Felipe Calderón, quien en días pasados señaló al ateísmo como un elemento precursor del delito. “Según una versión oficial, la delincuencia juvenil está condicionada por su escepticismo en materia deísta. Esto no es un regreso a 1858, sino a los años previos a la Independencia”.

Subrayó la necesidad de revisar el tema de la secularización para analizar si lo establecido en las constituciones de 1857 y 1917 es suficiente o es posible conseguir mayores avances legislativos.

Mencionó las reformas aplicadas a la Ley de Salud y al Código Penal de la capital por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, para aprobar la interrupción legal del embarazo antes de la décimo tercera semana de gestación, y posteriormente considerada constitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“¿Qué ha ocurrido en los últimos 18 meses a partir de que entraron en vigor estas reformas? pues que 13 entidades han legislado en sentido altamente regresivo al incluir como delito en sus constituciones el aborto aún siendo producto de una violación. Es algo que el país había superado décadas atrás”.

El jurista indicó que en tanto no se modifique el artículo 24 de la Ley Suprema -que establece la libertad de creencias pero no de convicciones-, el Estado mexicano no puede considerarse constitucionalmente laico, ya que no se garantiza el derecho a no profesar una religión o a no escoger credo religioso alguno.

[Continúa...]

Librepensador dijo...

[...Concluye]

“Todos creíamos, y así lo repetíamos, que el Estado mexicano es laico, secular, y la verdad habíamos leído en la Constitución lo que la Constitución no dice. La única libertad otorgada es la de escogimiento de religiones, pero no somos libres para no profesar una religión”.

Durante el evento, realizado en El Colegio Nacional, quien fuera titular de la Procuraduría General de la República durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, advirtió sobre el riesgo de las “recaídas confesionales” de los funcionarios públicos al permear sus convicciones religiosas en la vida social, jurídica y política del país.

Recordó que en México, de acuerdo con datos oficiales, habitan tres millones de ateos y agnósticos, quienes representan 2.8 por ciento de la población. Descartó mecanismos legales para denunciar la estigmatización de la que fueron objeto por parte de Felipe Calderón al aseverar que la falta de creencia en Dios es causa de drogadicción.

“No hay algún tipo de posibilidad de fincar algún tipo de responsabilidad al Presidente de la República por sus referencias a la juventud mexicana al considerar que sus deslices delincuenciales obedecen a su ateísmo o agnosticismo. Aunque es necesario plantear la construcción de un régimen de responsabilidades políticas para que nuestras normas sean comandos obligatorios que tengan consecuencias, porque en muchos aspectos ocurren episodios negativos y no ocurren acciones correctivas”.

Ante decenas de personas que llenaron el Aula Mayor, el político declaró que sólo con la modificación del artículo 24, se impedirían reformas como las llevadas a cabo en las legislaciones de los estados “de inspiración claramente confesional”, y se lograría la laicidad del Estado.

Sobre las modificaciones al artículo 40 constitucional, el experto señaló la conveniencia de que dijera “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una república representativa, democrática, liberal y laica”, en aras de evitar guerras fraticidas, las cuales históricamente se han desencadenado por discrepancias religiosas o eclesiásticas.

“Si no se toman en cuenta estas medidas, continuaremos siendo un Estado semisecular. Tenemos una secularización a medias porque no tenemos libertad para escoger ningún credo religioso”.

http://www.facebook.com/ext/share.php?sid=93998131343&h=vPAPe&u=pvtUw&ref=mf