13 de noviembre de 2009

Los políticos católicos ya no son confiables, ahora son rehenes del Vaticano


Ya pasaron los tiempos en los que políticos de fuerte identidad católica, como la familia Kennedy en los EUA, demostraban su libertad de conciencia al apoyar la despenalización del aborto o los derechos gay.



En una declaración, publicada el 12 de noviembre de 2009 por el periódico www.publico.es el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el Obispo Juan Antonio Martínez Camino, dijo que "votar por la Ley de Aborto es una herejía pública merecedora de excomunión". Así que con esta actitud la jerarquía de la ICAR (Iglesia Católica Apostólica Romana) amenaza en convertir en zombies teledirigidos a control remoto a los políticos católicos que se dejen presionar. ¡Habrá que pensarlo 2 veces anora antes de votar por un católico devoto, pues ya no podrán seguir su conciencia, sino que serán rehenes del Vaticano!



Si durante la elección de John F. Kennedy, el argumento anticatólico elemental de que el Papa mudaría el Vaticano a los EUA y sería el poder real sobre el mundo, se demostró falso ante la independencia que demostró el presidente asesinado. Pero ante esta nueva actitud antidemocrática claramente teocrática de la jerarquía eclesiástica, los obispos ofrecen argumentos plausibles y fundamentos razonables para hacer cuestionar democráticamente la elección de funcionarios católicos practicantes que se dejen teledirigir.

5 comentarios:

Unitarius@gmail.com dijo...

Publico.es: Los diputados católicos no temen la excomunión

Bueno, al menos algunos diputados católicos mantienen su dignidad humana y su libertad de conciencia por encima del control a capricho de la jerarquía de la ICAR.

Librepensador dijo...

El País: Juan G. Bedoya: Variaciones en un cisma soterrado

Llegó un feligrés a misa cuando el cura estaba en mitad de su sermón. "¿De qué está hablando?". "Del pecado". ¿Y qué dice?". "Que no es partidario", le resumió el vecino. Irritarse, como hicieron ayer algunos políticos, por las execraciones del portavoz del episcopado español contra quienes vayan a votar la ley del aborto es como disgustarse porque el Papa no quiera renunciar a las ostentosas prerrogativas del pontificado romano.

Llegó un feligrés a misa cuando el cura estaba en mitad de su sermón. "¿De qué está hablando?". "Del pecado". ¿Y qué dice?". "Que no es partidario", le resumió el vecino. Irritarse, como hicieron ayer algunos políticos, por las execraciones del portavoz del episcopado español contra quienes vayan a votar la ley del aborto es como disgustarse porque el Papa no quiera renunciar a las ostentosas prerrogativas del pontificado romano. ¿Qué van a decir?

Otro cantar es el debate sobre la autoridad de los prelados del catolicismo, por encumbrados que aparezcan. Cientos de teólogos de prestigio y miles de iglesias de base no hacen caso a sus proclamaciones sobre el aborto. Ese es el principal motivo de enfado de los obispos, y su mayor preocupación: el cisma soterrado en que están sumidos, en este y en otros muchos asuntos.

La tesis de la otra Iglesia católica, expuesta desde dentro, la verbalizó ayer la teóloga Margarita Pintos de Cea-Naharro, de la prestigiosa Asociación de Teólogos Juan XXIII. "Como católica creo que la vida es un don de Dios; como mujer comprometida con la vida de las personas, quiero que las mujeres dejen de ser víctimas y puedan decidir en conciencia. Hay que releer el evangelio de Juan sobre la mujer adúltera: "Tampoco yo te condeno...". Muchas mujeres católicas no queremos imponer nuestra moral a un Estado laico, plural y democrático".

También el jesuita Juan Masiá Clavel discrepa del portavoz episcopal, como él miembro ilustre de la Compañía de Jesús, pero en orillas bien alejadas. "Ningún Gobierno tiene derecho a arrogarse el monopolio de la democracia. Ninguna confesión religiosa tiene derecho a detentar el monopolio de la moral", sostiene.

Autoridad mundial en bioética, Juan Masiá añade: "No todo lo éticamente rechazable ha de ser penalizado, ni tampoco lo despenalizado es, sin más, éticamente aprobable. No hay que mezclar delito, mal y pecado. Seguimos sin aprobar la asignatura pendiente: proponer sin imponer; despenalizar sin fomentar; cuestionar sin condenar; concienciar sin excomulgar. Rechazar desde la conciencia el mal moral del aborto es compatible con admitir, en determinadas circunstancias, que las leyes no lo penalicen como delito. El apoyo a esas despenalizaciones no se identifica con favorecer el aborto a la ligera".

Librepensador dijo...

ElPais.com-PEDRO CHAMARRO ORTEGA: Excomunión y ley del aborto

Sitges, Barcelona - 16/11/2009

Tras unos segundos de escándalo sin asombro al escuchar la amenaza de excomunión de la Conferencia Episcopal dirigida a los diputados que ratificasen la legislación sobre el derecho al aborto, me sumí en una reflexión más paciente.

Sorprendentemente, encontré cierta lógica en la postura de los obispos. Si un diputado o un juez se ve obligado a elegir entre la Constitución aconfesional y el dogma de la Biblia o entre las leyes del Estado de derecho y las discriminatorias normas dictadas por el Vaticano, tendrá también que escoger entre abandonar la Iglesia católica o dimitir de su cargo. Lo contrario sería mantener una contradicción hipócrita.

Por cierto, corre el rumor de que existe una "organización" privada cuya jerarquía nunca es elegida democráticamente, que niega la igualdad de derechos a las mujeres, que alienta la discriminación por condición sexual, que han encubierto centenares de casos de pederastia, que fomentan su preferencia a la muerte por sida contra el uso del preservativo, que acepta la pena de muerte -aunque sólo cuando sea necesaria- y que no sólo es legal en España sino que, además, está financiada por el Estado.

Lo dicho, debe de ser sólo un rumor. De lo contrario sería una tremenda contradicción.- Manuel García Sierra. Sevilla.


Por fin he descubierto una manera sencilla de apostatar de la Iglesia católica, y se lo debo agradecer al jesuita Juan A. Martínez Camino, a quien deseo que su Dios le ilumine para seguir enseñando el camino de la desa-fección a los católicos que todavía alberguen alguna duda.

Como los ciudadanos que no estamos en el Parlamento no podemos ni promover ni votar esa propuesta de los socialistas de ampliación del aborto, sólo tenemos que manifestar que la apoyamos para caer irremisiblemente en la herejía y ser excomulgados de inmediato.

Por tanto, yo, que llevo un largo periodo intentándolo sin resultado, manifiesto públicamente que doy mi apoyo a la ley de ampliación del aborto y espero de la Iglesia católica que cumpla con su amenaza y me expulse con cajas muy destempladas de su seno para siempre jamás.

Como tienen mi nombre al pie de esta carta y en su poder mi expediente, espero alborozado la tan esperada nueva.

Librepensador dijo...

Público.es-Jesús Bastante: Quiénes son herejes y a quién se excomulga

Madrid - 13/11/2009 13:09

“Los católicos no pueden votar a favor de ese proyecto (del aborto). Si lo hacen, están objetivamente en situación de pecado mortal público y no pueden ser admitidos en la comunión”, apuntó Martínez Camino.

¿Están los políticos que acusa Camino excomulgados?

Pese a la diatriba del obispo portavoz, no. La doctrina de la Iglesia católica sólo admite la pena de excomunión para aquéllos que “son cooperadores directos y necesarios para un aborto realizado”. Es decir, médicos, enfermeras y la mujer que aborta. Y sólo en el caso de que el aborto se produzca, no si es fallido. Para políticos, jueces y autoridades públicas sólo cabe el pecado mortal.

¿Qué considera la Iglesia que es la excomunión?

Según el canon 2272 del Catecismo de la Iglesia católica, “la cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión ‘latae sententiae’, es decir, incurre ipso facto en ella quien comete el delito”, añade.

¿Cuándo se comete herejía?

“Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma”, dice el canon 2089.

¿En qué momento la falta es denominada pecado público?

“Elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre, es cometer un pecado mortal. Este destruye en nosotros la caridad sin la cual la bienaventuranza eterna es imposible. Sin arrepentimiento, tal pecado conduce a la muerte eterna”, según define la Iglesia Católica en el Canon 1874.

Unitarius@gmail.com dijo...

Otra vez los jerarcas de la ICAR asutando con el petate del muerto de la excomunión, ahora a los diputados católicos españoles.

¡Ya no sorprende!