19 de febrero de 2008

Mi 'caída' al unitarismo

De cómo me liberé del ateísmo dogmático y pasé a un agnosticismo fideísta

Dado que mis padres se conocieron en un ámbito marxista, desde siempre he sido ateo. Cuando me dejaban al cuidado de mi abuela, a los 4 años de edad, recuerdo bien que discutía con ella y una tía y yo sostenía que "Dios no existe". Hoy pienso que el marxismo no está tan alejado finalmente del tronco abrahánico como se cree por lo general, e incluso constituye más bien su rama secular, pero esa es otra historia...

Así que por muchos años fui un marxista jacobino anticlerical furibundo. Hasta que llegó el momento de mi conversión [metanoia, es la palabra griega para rectificar el camino] y pude entrever una nueva luz. Desde que tengo a mi hijo mucho en mi vida ha cambiado. Lo educamos en casa con valores liberales, pero nunca está de más una instancia social externa que refuerce y valide estos valores. Siempre me han gustado las discusiones sobre teología, aunque la mayoría de las tradiciones teológicas me parecen intragablemente dogmáticas y arbitrarias, como que se dedican a dar vueltas interminablemente para marear a la perdiz y así hacer como si justificaran viejos desatinos impresentables. Así llegué a Beliefnet.com que es un sitio en le que hay artículos, debates e intercambios entre gente de los grupos de fe, de adeptos de un grupo o posición contra otros, o sobre temas interesante (todo en inglés).

Ahí encontré un curioso test (que a la postre resultó mi oráculo personal), que se llama Belief-O-Matic y que me ofreció una nueva manera de entenderme a mí mismo.

Este test compara tus creencias personales con las de los 26 principales grupos de fe, o posiciones sobre la religión. Yo suponía que me resultaría 100% ateo, o humanista secular y ya. Sin embargo el resultado fue algo completamente inesperado para mí. Mi resultado fue 96% humanista secular, pero ¡100% unitario universalista!

Al principio me pareció que habría seguramente un error en esto. Pero luego de navegar un par de meses por la red e investigar la visión del unitarismo encontré que efectivamente se adpataba a mis aspiraciones espirituales y éticas. La clave estuvo en la primera pregunta del Belief-O-Matic :

¿Cuál es la cantidad y naturaleza de la deidad, o deidades (Es decir, Dios, dioses, poder superior)?

Y al contemplar las posibles respuestas tuve una epifanía:

Ningún Dios ni fuerza suprema. O, no estoy seguro. O, no es importante.

Y entonces me di cuenta que como ateo dogmático doctrinario finalmente me ataba al mismo poste que los creyentes dogmáticos, así sea para combatir sus posiciones, asumía que la discusión más importante en el mundo era la existencia o inexistencia de Dios, y así caía inadvertidamente en su garlito, aceptaba sin darme cuenta que ellos establecieran el terreno de la discusión, las prioridades del debate y definieran las categorías conceptuales en que había de darse.

A los unitarios nos resulta igualmente aceptable que alguien crea, o no, en las deidades que necesite creer. No promovemos ninguna creencia obligatoria o dogma institucional. Una buena parte de los unitarios somos ateos, agnósticos o humanistas religiosos, pero no tenemos ningún problema para convivir en la misma comunidad de adoradores con teístas, deístas, neopaganos, cristianos, budistas, panteístas, animistas, judíos, hinduistas, mazdeístas u otros creyentes. No nos une el dogma, sino la búsqueda de maneras de ser bendición para el mundo, individual y colectivamente, y cada cual escoge las creencias religiosas que mejor le persuadan para la salvación por el carácter moral: ser aquí y ahora las mejores personas que podamos ser.

Me parece un error que de entrada cedamos a los fanáticos y fundamentalistas de toda laya el monopolio del campo social de lo religioso. Creo que el cambio social también puede transitar por ese espacio.

Me seduce una iglesia que no se autoproclame poseedora de ninguna verdad exclusiva, pero que se inscriba decididamente entre los promotores de los derechos humanos y del respeto irrestricto a la libertad de conciencia, incluso dentro de la iglesia.

Sigo siendo no-creyente en deidades, pero ya no pienso que esta posición sea un requisito indispensable para cualquier vida virtuosa.

Saludos en la fe liberal,

Francisco Javier Lagunes Gaitán
Atizapán de Zaragoza, México
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04455.2021.1837
unitarius@gmail.com

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