Sarah Oelberg
9 de febrero de 2003
Fraternidad Unitaria Universalista de Mankato, Minnesota
(Traducción de Francisco Javier Lagunes Gaitán)
Solía detestar la palabra 'espiritualidad'. Era, para mí, una palabra que trataba de evitar a toda costa. Tal vez la evitaba porque no la entendía —probablemente debido a que parece significar muchas cosas, y algo diferente casi para cada quien. Si es verdad que si pides a 25 unitarios universalistas (UU) que te digan qué es lo que creen los UU, obtendrás al menos 26 respuestas diferentes; es aún más cierto que si les preguntas a 10 personas qué significa la 'espiritualidad' para ellas, obtendrás 50 ó más respuestas. Así que es difícil decir bien a bien qué es esta espiritualidad que tantos buscan. Se ha llegado a convertir en una especie de palabra basura, que puede significar cualquier cosa, desde la astrología, al budismo Zen.
Supongo que parte de mi resistencia a usar la palabra espiritualidad se debía a algunos de los significados que tiene para la gente —significados que no me decían nada desde mi experiencia. Por ejemplo, para algunos, la espiritualidad equivale a aceptar al Cristo como Señor y salvador. Las nociones tradicionales de espiritualidad se refieren a un ámbito no-físico del mundo, separado de la tierra y de sus habitantes —un ámbito lleno de dioses, espíritus, fantasmas y cosas así. Se trata de la creencia descarada en dioses, diosas y espíritus. En ese sentido, me parece que no es sino una nueva manera de hablar de las mismas viejas cosas.
Pero la espiritualidad también se ha convertido en un mantra(1) para los neopaganos, wiccas(2) y todo un surtido de religiones New Age(3) o Nueva Era, que lo usan para referirse a algún espíritu trascendente, personaje que sería entendible para ellos, pero que no estaría disponible para el resto de nosotros que no compartimos sus visiones particulares. Si les pides que intenten explicar lo que espiritualidad significa para ellos, una cierta mirada ausente celestial se manifiesta en sus ojos y te hablan de alguna experiencia espiritual y esperan que la compartas y la creas sin mayor explicación. Me siento molesta cuando alguna persona o grupo intenta proclamar un conocimiento y propiedad exclusivo de algo que ellos dicen que es maravilloso, y no lo hacen accesible a todo el mundo.
También he notado que la palabra espiritualidad se usa frecuentemente para describir todo lo que se clasifica dentro de la categoría de New Age: por ejemplo, los cristales, los ángeles guardianes, el canalizar, diferentes entidades, varias formas de adivinación, magia blanca, experiencias extracorpóreas, y otras semejantes. Como humanista racional, supongo que tengo dificultades con esta representación de la espiritualidad, y si es así como la gente interpretará la dichosa palabra, no quiero ser acusada de usarla en ese sentido.
La espiritualidad que se vende en las librerías, en los retiros y programas televisivos tiende a ser de la clase tenue, neblinosa y rica en atractivo para el narcisismo. La gente 'muy espiritual' que discurre largo y tendido en estos ámbitos no es la clase de gente que se junta con otros para construir servicios para la gente sin hogar, o que lleva a cabo obras de amor; ellos desprecian la religión organizada, y prefieren la evanescencia personal, en vez de desempeñarse bien en colectividad. Ahora que, sé bien que la religión propia debe ser una cosa eminentemente personal —¿acaso no dijo incluso Jesús que debíamos orar solos?—, pero no creo que él quisiera decir que nuestra práctica de la religión, o de la espiritualidad, debiera excluirnos de involucrarnos en la sociedad. Más bien, pienso que él quería que contempláramos el estado de cosas del mundo, para que pudiéramos entrar en él más efectivamente. No se trata de nosotros como individuos; se trata de cómo nos movemos, vivimos y servimos en el mundo que nos rodea.
Tengo también la impresión de que, para algunos, la 'espiritualidad' les sirve como una forma de escapismo. Parece que carece de fundamento: no se basa en el mundo real; no se basa en lo que conocemos en nuestra época sobre la naturaleza del mundo y del universo. Parece, frecuentemente, ser un regreso hacia un mundo prístino anterior, el mundo anterior de los nativos americanos, o de alguna otra religión mundial, o de lo que sea. Y me parece que una auténtica espiritualidad requiere de nosotros que enfrentemos decidida y valientemente nuestro mundo, el mundo de nuestro tiempo, el mundo como lo conocemos hoy —que le hagamos frente incorporándonos a él.
También encuentro que algunos que usan la dichosa palabra, lo hacen para expresar su mala disposición hacia la religión organizada. Dirán, "Bien, ¿sabes?, no soy una persona religiosa. No voy a la iglesia (o templo, o sinagoga) —¡Pero soy muy espiritual!". Pienso que esto podría significar: "He tenido una mala experiencia con la religión organizada, o pienso que todas me parecen sospechosas, o incluso malvadas, pero disfruto de una sensación de asombro al estar solo bajo las estrellas". O tal vez significa, "La religión institucional me aburre, no me llama la atención, me resultó fría y tuve que encontrar un grupo de 12 pasos, o un curso de milagros, o un grupo de afinidad, o una clase de estudio sobre los ángeles, o alguna otra variedad de grupo extraeclesial para llenar mis necesidades espirituales".
Esta píldora no me la trago. Creo que cada persona es religiosa de alguna manera. Muchos expertos han estudiado el impulso religioso que está aparentemente grabado en el fondo de nuestro mismo ser. Sí, encontramos diferentes formas de expresarlo y nutrirlo; pero está ahí. Y, el hecho mismo de que estos prófugos de las iglesias parezcan tener la necesidad de encontrar alguna otra clase de grupo que cubra sus necesidades espirituales me habla de que la urgencia humana por ser parte de algo más allá de uno mismo es también muy fuerte. Para muchos, es más que evidente que estos grupos "alternativos" se han convertido en el equivalente de la iglesia —incluso escuchamos a la gente decir que su programa de 12 pasos es su iglesia; y sus enseñanzas, su religión.
Así que ahora pueden ver por qué dudé de usar la palabra "espiritualidad" en el pasado —y, desde luego, por qué todavía tengo algunos problemas con ella. No soy la única ministra UU que tiene estas reservas hacia la dichosa palabra. Muchos ministros han bromeado sobre la espiritualidad que avanza rampante entre nuestras congregaciones. Como lo señalara Ron Knapp, ya no somos "El pueblo congelado de Dios"(4) como se nos pudo haber acusado anteriormente; nos hemos descongelado completamente y ahora fluimos sin orden ni concierto derramándonos por todos lados. Para mezclar las metáforas, dijo él, "somos como la persona que logró encaramarse penosamente a un caballo, solo para salir disparada hacia las cuatro direcciones al mismo tiempo."
Calmadamente, comienzo a darme cuenta de que negar o ignorar completamente la dichosa palabra me pondría en la misma categoría que al ateo que, debido a que no podía creer más en el Dios Padre antropomórfico, todopoderoso, y que todo lo sabe, sentado en un trono en el Cielo y que interferiría en la vida cotidiana de todo el mundo, declaró que sería ateo y que negaría completamente toda existencia de cualquier clase de dios, y se rehusaría a usar lenguaje sobre dios para cualquier propósito.
Recuerdo haber asistido al simposio Bragg en la Iglesia de Todos los Santos UU en la Ciudad de Kansas, hace algunos años, y que participé en una sesión con el rabino Sherwin Wine, dirigente de la Sociedad para el Humanismo Judío. De alguna manera llegamos al tema de las palabras sobre dios y, por dos horas, el distinguido e insistente rabino habló largo y tendido sobre cómo es que no hay nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia de ninguna clase, ninguna razón para usar la palabra Dios. Siempre hay un substituto aceptable, nos dijo. Algunos intentamos sugerir que, a veces, para ser capaces de comunicarnos con otros, necesitamos usar un lenguaje común; que podríamos darle un significado propio especial a la dichosa palabra, pero que no deberíamos renunciar completamente a ella sólo porque no nos gusta el significado que alguien más le da. "NO", gritó él, esa sería la salida fácil —no hay excusa para que una persona racional use palabras irracionales, y así sucesivamente. Por cierto, un tiempo después de esa penosa sesión, revisaba los estantes de una librería y me encontré con su nuevo libro —el título era "El humanismo más allá de Dios". Tuve que comprarlo.
Al recordar esa experiencia, me di cuenta de que tal vez estaba yo siendo tan dogmática sobre la palabra "espiritualidad" como Sherwin lo era con la palabra "Dios". Y, sé que hay muchas otras interpretaciones de ella, además de las que me molestaban; muchos otros significados que la gente le asigna. Así que decidí repensar —o reconsiderar— la dichosa palabra, para ver si podía descubrir algunos significados que me dijeran algo; algunas experiencias en mi vida que no son realmente religiosas (al menos no en el sentido tradicional), pero podrían ser ...bueno, espirituales.
He aquí algo de lo que descubrí. Podrías llamarlo mi, "Espiritualidad más allá de Dios" —o sin Dios. Podría ser la mejor palabra para describir un acontecimiento indescriptible como una puesta de sol, la fragancia de una rosa, caminar a solas en un bosque tranquilo, estar enamorada, o la sensación de admiración al ver o experimentar algo maravilloso, o bello. Pienso que así habrá sentido Laurel Clark(5) cuando miró hacia fuera de la ventana del Columbia, y se embebió de la gloria de lo que aparecía ante sus ojos. Tal vez es así como nos conectamos con lo divino —con lo que sea que haya hecho este universo y todo lo que hay en él.
Pienso que tal vez la espiritualidad es el sentimiento de conexión que tenemos los unos hacia los otros y hacia el todo. Se trata de la idea de que nunca estamos solos en realidad, de que no importa qué tan aislados y atomizados podamos sentirnos, somos parte de una vasta e interdependiente trama del ser; somos un pequeño pero importante engrane del mecanismo del mundo. Nunca estamos realmente separados del campo mismo de la existencia, y lo que mueve a una parte nos afecta a todos.
Pienso que la espiritualidad consiste en estar en contacto con el núcleo mismo de nuestro ser. También es esforzarse para conseguir aquello que nos da sentido e integridad. Es una postura hacia la vida; una actitud que se origina dentro de uno mismo. No se deriva de ningunas creencias o prácticas, en particular, ni de hábitos heredados, ni de presiones sociales. Para lograr la espiritualidad, una persona debe estar alerta hacia su voz interior. Hablamos de espiritualidad en el arte, la música y la literatura, con lo que queremos decir que el artista, escritor, o compositor tiene una conciencia interior de lo que sobrepasa la vida ordinaria; ellos fueron capaces de ver más allá de lo mundano y dentro del espíritu de una cosa.
Richard Erhardt sugiere que la espiritualidad se trata de cómo vivimos nuestras vidas. Él pregunta:
"¿Estamos enfocados o dispersos? ¿Estamos presentes en el aquí y el ahora o nuestra atención está dirigida hacia otro lado? ¿Continuamente nos desafiamos a nosotros mismos, a nuestras visiones del mundo, a nuestras actitudes y puntos de vista? ¿O tenemos tanto miedo de ser desafiados que nos oponemos frenéticamente a las corrientes del cambio? La cuestión espiritual realmente es, ¿Somos derribados por cada viento que sopla en nuestro camino, o nos mantenemos en pie, con firmeza y tranquilidad, donde estamos? Una persona que esté en contacto con su propia espiritualidad podría decir que hay una fuerza interior que la mantiene centrada e íntegra cuando todo el mundo a su alrededor intenta desintegrarla."(6)Hay otro sentido en el que se puede entender que la espiritualidad tiene que ver con la manera en que vivimos nuestras vidas. Se trata de la manera que sugiere Sharon Welch para llevarnos a un compromiso con el mundo que nos rodea, y que abre vías para el activismo y el servicio. Se trata de usar nuestras experiencias para ofrecer las conexiones con otras personas y con la naturaleza que nos motiven a trabajar por la justicia, a honrar a esa naturaleza, y a servir a los otros. Sharon escribió:
"No creo en Dios. Nada sé de conceptos, símbolos o imágenes de Dios ...que me resulten creíbles intelectualmente, así como satisfactorios emocionalmente, o desafiantes éticamente, con vistas hacia la maldad y la complejidad de la vida. Pero sí sé, en cualquier caso, de prácticas espirituales que cambian nuestras vidas, que nos ayudan a ver en dónde nos equivocamos, que nos impulsan a trabajar por la justicia, que nos proporcionan una noción de sentido y gozo ... No tienes que creer en Dios para servir a Dios"(7)
La noción de espiritualidad como independiente y opuesta al mundo natural me parece completamente retrógrada. Mi experiencia de la dimensión espiritual de la vida surge de mi compromiso con el mundo natural y con mi —ciertamente limitado— conocimiento de cómo opera este mundo. Me recuerda que justo fuera del alcance normal de mi visión existe un mundo de verdad que escasamente contemplo, pero que influye sobre mi vida, de manera diaria y plena. La dimensión espiritual es aquella que sirve para profundizar y ampliar el alcance de mi entendimiento de mí misma, de los otros, y de el mundo que constituye nuestra realidad material. Ayuda a reconciliar los diferentes aspectos de la vida que resultaría demasiado tentador mantener separados. Me recuerda que hay otras formas de conocer y de ver otras realidades que contienen la posibilidad de transformarnos en tanto que no podemos transformarnos deliberadamente a nosotros mismos.
Añadiría que la espiritualidad nos proporciona sentido y valores sin un dios que nos diga qué está bien y qué está mal. Podría ser una especie de substituto para ser piadosos —o tal vez sea lo mismo— ¡ser piadosos! La "espiritualidad", dice Kierkegaard, "es el poder del entendimiento de una persona sobre su vida" Matthew Fox nos recuerda la tensión que existe entre misticismo (admiración) y la tradición profética, la lucha por la justicia. Siempre debemos lograr un balance en esa tensión, de manera que la espiritualidad no se convierta en un escape que nos evite trabajar por la justicia, o que nos sirva para evadirnos de los procesos de vivir en el mundo.
La espiritualidad comienza donde la vida comienza. No es algo de lo que podamos escapar, si consideramos su significado literal. De acuerdo con Mr. Webster(8), proviene de la raíz latina, "spiritus", que significa "aliento", "soplo", relacionada con el verbo "spirare" que significa "soplar", "respirar", "vivir". Desde luego, dice el Diccionario Webster's, estaría relacionada con la palabra noruega antigua "fisa", que significa romper el viento (¡tal vez esa palabra tenía una diferente connotación entonces!). En otras palabras, es como respirar —no podemos vivir sin ello. Puede que no siempre estemos al tanto de lo que sucede, debido a que es una parte básica de nosotros, ¡Pero vaya que notamos cuando se detiene! La espiritualidad puede pensarse como una especie de respiración sagrada, sin la cual, desde luego, no podemos vivir. Cuando perdemos nuestro espíritu, o nos "des-animamos", entramos en una dimensión terrorífica —la depresión, y tal vez incluso el suicidio.
Como la respiración, la espiritualidad no es algo que podamos iniciar y detener a voluntad. Una de las cosas que todavía me molesta sobre la espiritualidad es que la gente espera de mi que yo se las "proporcione" a ellos. Los ministros unitarios universalistas frecuentemente escuchan a los parroquianos decir que quieren "más espiritualidad en nuestros servicios de culto". Hasta ese punto puedo más o menos entender lo que dicen. La espiritualidad es una especie de palabra clave para una emoción profundamente sentida. Querer más espiritualidad en los servicios es querer sentir más en los servicios ... sentimientos de conexión, alivio, perdón, pertenencia, satisfacción y gozo. A veces también es un palabra clave para el uso de rituales históricos y formas artísticas tales como las plegarias, letanías, conmemoraciones especiales, comunión de las flores, campanas, sacramentos, coros e himnos, vestimentas, velas —en una palabra, todo aquello que sea sensual y colorido.
Por lo que a mí respecta no tengo problema con que la mayoría de estas cosas sean parte de nuestro culto común —de hecho, uso la mayoría de ellas. Pienso que pueden ayudarnos a mantenernos vinculados y a darnos un fundamento común. Pero la espiritualidad, según me parece, no se relaciona con la iglesia ni con la religión organizada. David Bumbaugh lo expresa de esta manera:
"Formamos círculos, y nos tomamos de las manos, encendemos nuestras velas y cálices, y practicamos nuestros rituales, no porque susciten la dimensión espiritual, sino como un esfuerzo para recordarnos que existe esta dimensión en nuestras vidas. Cuando lo espiritual invade lo mundano, esto es un don de gracia, porque como se ha dicho, 'el espíritu sopla donde se le escucha': y esto no sucede por orden de nadie."(9)
En ocasiones, una experiencia espiritual puede suceder realmente en la iglesia, pero cuando sucede, no es el resultado de la planeación y la organización. Parte de lo que me gusta sobre el unitarismo universalista es que no plantea exigencias ni levanta expectativas sobre lo que una persona experimentará en uno de nuestros servicios de culto. Farley Wheelright, uno de nuestros más admirados viejos ministros, escribió:
"Por lo que a mí concierne, nuestras prácticas no tienen absolutamente nada que ver con crear espiritualidad. Todo lo contrario, esto nos sucede o no nos sucede. Ni creo que la espiritualidad propia tenga sus raíces en prácticas disciplinarias, sean estas litúrgicas o de fe. La mayoría de la liturgia y toda la fe están sujetas a leyes, rituales, obediencia a poderes externos que otros detentan, en un momento u otro sobre nosotros, como verdades por las cuales vivir, morir y heredar la vida eterna. La espiritualidad no hace acto de presencia solamente porque sean las 11 en punto de la mañana del domingo, o cuando la practicamos como un tiro de golf, o cuando los cantos del muecín llaman a los musulmanes a postrarse ante Alá. La espiritualidad se genera en los huesos y desafía la traducción y definición" (10)Estoy de acuerdo. Para mí, la espiritualidad existe en tanto que representa la mejor parte de la vida de una buena persona. No creo que pueda ser empacada dentro de la piedad y la devoción, o de la meditación, ni en "ismos", dogmas o definiciones. La espiritualidad no tiene una conexión necesaria con las fes religiosas; tiene todo que ver con la humanidad. Si mis antepasados unitarios fueron algún ejemplo, su espiritualidad brilló en su caridad, su integridad, su disposición a hacer lo que ellos creían que era correcto. La espiritualidad es ese algo indefinible que todos sentimos pero que no podemos fabricar. Es verdad y amor, ética y moralidad, paz y justicia, la fuente de la luz y el amor. Es, finalmente, la vida —la vida en su integridad; la vida tal como es experimentada de todas las formas.
NOTAS FINALES
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(1) mantra. (Del sánscr. mantra, literalmente, 'pensamiento'). 1. m. En el hinduismo y en el budismo, sílabas, palabras o frases sagradas, generalmente en sánscrito, que se recitan durante el culto para invocar a la divinidad o como apoyo de la meditación. www.rae.es <http://www.rae.es/>
(2) wicca. Es una forma de neopaganismo relacionada con el shamanismo y que incluye diferentes formas de magia blanca. Es una forma de religión basada en cultos de la Tierra (de acuerdo con tradiciones precristianas reconstruidas de la Europa Occidental).
(3) New Age. Movimiento espiritual que fluye casi totalmente descentralizado y desorganizado. Está compuesto por librerías metafísicas, conferencistas estelares, autores, maestros y usuarios / creyentes de una gran variedad de técnicas, tales como channeling o canalizar (= Proceso de recibir información o inspiración, desde planos más allá de nuestra realidad física), regresiones a vidas pasadas, piramidología, poder de los cristales, la meditación de los ángeles, etc.
(4) "El pueblo congelado de Dios" es una alusión desdeñosa hacia una religiosidad poco relacionada con la vida cotidiana, intelectualista o demasiado fría. En inglés es un juego de palabras, en vez de "pueblo elegido de Dios", "chosen people of God", se usa "pueblo congelado de Dios", "frozen people of God".
(5) La Dra. Laurel Blair Salton Clark fue médico especialista de misión en el último y malogrado vuelo del transbordador espacial Columbia (Misión STS-107, 1° de febrero de 2003). Fue Unitaria Universalista practicante.
(6) Rev. Richard Erhardt, "A Vision of Spirituality," First Days Record, January 1998.
(7) Sharon Welch, "Spirituality Without God," Meadville Lombard Newsletter, 21:1, Spring, 2002.
(8) Alusión al célebre diccionario Webster's de inglés-inglés en su variante usamericana.
(9) David Bumbaugh, First Days Record, January 1997.
(10) Farley Wheelwright, "Oh no! Not Spirituality Again," First Days Record, October, 1997.
Véanse también:
Peter Morales:
¿Qué es, a fin de cuentas, la espiritualidad?
Peter Morales:
El final de la fe
Linda Hoddy
'Fe' y 'creencia'
ateísmoracionalidad
humanismo
humanismoreligioso
agnosticismo
espiritualidad
experiencia
sentido
unitarismo
herejía
4 comentarios:
Te felicito por el blog y te invito a visitar el mio http://laexpectacion.blogspot.com
Tu opinión sobre él sería valiosa. Un abrazo.
Expectante
para mi la espiritualidad es esa busqueda de mi propio ser, de ese poder mental que todos tenemos sin necesidad de itemediarios ...manipuladores que llenan sus arcas con la fe externa y el miedo
para mi la espiritualidad es esa busqueda de mi propio ser de ese poder mental que todos tenemos sin necesidad de itemediarios manipuladores que llenan sus arcas con la fe externa y el miedo,
ESTOY DE ACUERDO NO SOMOS SRGUIDORES NI DE MAESTROS ESPIRITUALES NI DE GURUES ETC , DEBEMOS SEGUIR ES A NUESTRO CORAZON
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